La cultura del venezolano en Industria Electrónica Orinoquia S.A. (Caso de investigación diciembre de 2010)

Revisando algunos trabajos realizados durante mi postgrado en Comunicación Organizacional, me encontré con este que me pareció indicado a la hora de entender cómo funciona una organización de acuerdo a su cultura. En este caso hablamos de una empresa de "producción social" enmarcada en el modelo "socialista" de la Venezuela de Hugo Chávez, y en condiciones totalmente diferentes a las de hoy 2015, cinco años después.

Aquí les dejo lo que pude investigar.

La cultura del venezolano en Industria Electrónica Orinoquia S.A.


Un País, muchas culturas

Hablar de la cultura del venezolano, es adentrarse en aguas profundas. Por ser un país con una gran cantidad de extranjeros que llegaron hace muchísimos años, Venezuela es rica en costumbres, ritos y elementos multiculturales, que con el tiempo se amoldaron y adaptaron a los originarios. Y así como en nuestra sociedad, la cultura nos distingue, nos ayuda a alcanzar nuestras metas o por el contrario, nos limita, así mismo dentro de cada una de las organizaciones, además de la filosofía de gestión, se encuentra la cultura nacional, la cultura con la que crecemos como individuos, aquella que nos fue transmitida desde pequeños. En algunas empresas, esa cultura está por encima de la organizacional, al punto de influenciarla, en otras, está muy soslayada, pero siempre presente. Por esta razón, la cultura organizacional no es tan profunda como la nacional. (Granell, 1997).



La Cultura del Venezolano en Orinoquia

Según Granell, 1997, las compañías tienden a seleccionar las personas que se ajustan más a sus culturas y a su vez los individuos buscan empresas que se adapten mejor a sus costumbres, creencias, etc.

En el caso de Orinoquia, esta tendencia está muy marcada, pues al ser una empresa del Estado, la mayoría de los hombres y mujeres que trabajan allí, demuestran una evidente afinidad al gobierno del Presidente Hugo Chávez, además de creer en el socialismo como modelo económico a seguir. De hecho, en las entrevistas para reclutar personal, se pregunta sobre la ideología política de los postulados, su participación en consejos comunales y partido de gobierno.

Empresa Chino- Venezolana

Con una participación accionaria, en representación de la República Popular China a través de la Empresa HUAWEI TECHNOLOGIES DE VENEZUELA, S.A., con un  treinta y cinco por ciento (35%) de las acciones y la República Bolivariana de Venezuela por intermedio de TELECOM VENEZUELA, C.A. del sesenta y cinco por ciento (65%) de las acciones, Orinoquia nace como una empresa mixta, no sólo en la parte económica, sino también en el personal, pues aunque la mayoría de los trabajadores son venezolanos, actualmente seis ingenieros chinos laboran dentro de la organización.

“Con frecuencia, dentro de una compañía multinacional, la cultura organizacional es diseñada e impuesta desde la casa matriz”, (Granell, 1997). Sin embargo y a pesar de los esfuerzos hechos por el personal chino de implementar sus métodos de trabajo, en Orinoquia prevalecen las costumbres de los venezolanos, como por ejemplo, hablar durante el proceso de ensamblaje de los celulares (en China está prohibido), tomar un receso a media mañana y otro a media tarde, interrumpir la producción por motivos que se creen importantes (asambleas de trabajadores, cumpleaños, misa, alguien se siente mal, conflictos internos, entre otros).




Empresa Socialista, ¿Igualdad jerárquica?

El venezolano tiende a ver y entender la organización como una estructura jerarquizada con niveles bien marcados de poder y autoridad (Granell, 1997). Orinoquia a pesar de ser definida y concebida como una empresa de producción social o socialista, en donde la premisa es la igualdad de todos los trabajadores, la estructura jerárquica sigue siendo piramidal. Está el presidente de la institución, luego los gerentes, le siguen los coordinadores, más abajo los especialistas y de último los operadores. Esta estructura no sólo funciona a nivel de autoridad y cargo, sino también en el aspecto salarial, en donde un gerente gana aproximadamente 8mil BsF, mientras que un operador sueldo mínimo. Es decir que la diferencia monetaria está bien acentuada.


Más críticas, menos iniciativas

Para algunos, la actitud pasiva suele ir acompañada de cierta tendencia a delegar hacia arriba, responsabilidades que los empleados atribuyen a sus jefes. Esto puede ser entendido como una manera de disfrazar limitaciones para enfrentar tareas (Granell, 1997), para los trabajadores es más fácil quejarse porque sus supervisores no hicieron tal o cual cosa, que tomar ellos la iniciativa de hacerlo. Se está acostumbrado a recibir órdenes y a que se le diga qué hacer. Si surge un problema que no está dentro de sus funciones, prefiere esperar a que otro, ya sea su jefe u otro compañero de trabajo, lo resuelva, a tener él la iniciativa de hacerlo. Esto ocurre a diario en Orinoquia, donde los empleados reclaman constantemente ser escuchados, pero cuando los gerentes les dan la oportunidad de planificar o resolver conflictos para evaluar sus capacidades, prefieren decir que eso no entra dentro de sus objetivos y competencias del cargo. Este comportamiento se evidencia tanto en la parte administrativa donde existe un alto nivel educativo, como en producción, donde la mayoría no ha culminado el bachillerato.

El amiguismo

Los venezolanos somos habladores, “dicharacheros”, nos encanta tener muchos amigos. “Al venezolano le cuesta separar su vida personal de su vida de trabajo… Aquí lo social se mezcla con las horas de oficina” (Granell, 1997). Ese mismo comportamiento ha llevado que en Orinoquia, existan grandes grupos de amigos, que van juntos a todos lados, almuerzan juntos, se sientan juntos, pero también ha traído consigo conflictos y enfrentamientos entre trabajadores. Los “problemas del barrio” los llevan a la empresa, en donde ha habido conatos de peleas violentas entre operadores.

La otra cara del “amiguismo”  es lo que Granell, 1997, describe como la promoción de amigos o familiares a altos cargos, prevaleciendo ante cualquier norma o criterio. Tal como los casos que se evidencian en Orinoquia, en donde varios operadores fueron seleccionados no por sus aptitudes, sino porque son amigos o familiares de los líderes de consejos comunales que negociaron con el ministerio. También existe el caso de una agencia de publicidad a la que le dan todos los contratos, sólo porque el dueño trabajó y es amigo del presidente de la institución.



Muchas mujeres, un solo hombre decide

En Orinoquia hay más trabajadoras que hombres. De hecho, de las cinco gerencias que forman parte de la organización, tres son ocupadas por mujeres. Sin embargo, quien tiene la última palabra para cualquier decisión es el presidente de la fábrica o en su defecto el ministro, que evidentemente son hombres.

Servidor Público = flojera

Las opiniones de muchos venezolanos es que los trabajadores públicos, principalmente quienes trabajan prestando un servicio, son flojos, irrespetuosos, odiosos, indisciplinado y hasta ambiciosos (Granell, 1997). En el caso de Orinoquia, estos calificativos, por demás negativos, se cumplen en todos los niveles de jerarquía. Por ejemplo, los operadores les gusta llegar tarde pero irse temprano. El promedio diario de ausencias es de 8 de un total de 55 trabajadores de planta. No les gusta seguir las normas como el uso del uniforme. En la parte  administrativa, si pasa algo después de las cinco de la tarde, no se quedan, se quejan de todo a pesar de tener buenos beneficios y reivindicaciones laborales, son en extremo ambiciosos, pero no toman iniciativas para ganarse un ascenso. Se creen amparados por la inamovilidad laboral, por lo que si no cumplen con sus objetivos, no les preocupa que los despidan.



Conclusiones

En Orinoquia la cultura nacional está por encima de la organizacional, la cual es débil y carente de una filosofía de gestión definida.

A pesar de ser una empresa mixta, las costumbres, los ritos y creencias de los venezolanos son los que se practican.

La mayoría de las personas que trabajan en Orinoquia, comparten su afinidad por el socialismo y la gestión del actual gobierno.

Aunque el número de mujeres es mayor, las grandes decisiones son tomadas por hombres.

Los trabajadores prefieren recibir órdenes que tomar iniciativas. Les gusta tener claro quiénes son sus jefes y conviven dentro de una estructura jerárquica piramidal, con una marcada diferencia salarial.




Bibliografía

Briceño, R. (1996). Los Valores y la Cultura del Trabajo en Venezuela. Caracas: Fundación Sivensa Ateneo.
Fréitez, N. (2003). Gestión Empresarial y Cultura del Trabajo: Tensiones y Resolusiones entre Afiliación Y Eficiencia. Compendium.
Granell, E. (1997). Éxito Gerencial y Cultura. Caracas: Ediciones IESA.



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